Institucional
Proyecto de Escuela Inclusiva
“Háganse todos para todos”...
“No quiero que desprecien a nadie”...
“Yo recojo a todos los que tienen necesidad”...
“Ármese de valor y preséntese allí donde existe necesidad”...
(Ana María Janer)

Palabras de la Beata Ana María Janer que abren el horizonte de nuestras prácticas educativas hacia prácticas cada vez más inclusivas y menos “excluyentes”, para todos y no solo para algunos, cada vez más comprometidas con el otro y menos individualistas... Que nos ponen frente al desafío de una escuela que forme en humanidad y no solo en competencia o desarrollo personal profesional.

Aceptar este desafío nos exige replantearnos el núcleo de nuestra vocación como educadores cristianos; vocación que asumimos como una misión, en el marco de un carisma que nos da identidad como comunidad, el carisma janeriano.

El carisma de nuestra comunidad educativa debiera distinguirse por la caridad hecha servicio. Caridad que es el núcleo del Evangelio, el centro del mensaje de Jesús y su mandamiento nuevo. Caridad que nos exige la universalidad, la apertura de la propia vida a los demás para enriquecernos y crecer en el encuentro con el otro, que nos capacita para amar como somos amados por Dios, aún al que no conocemos, al que es distinto, al que está lejos. El ser para todos, y particularmente para los que más lo necesitan, como lo hizo la Beata Ana María Janer a lo largo de toda su vida, ya que su mayor desvelo recaía siempre sobre el más necesitado. Servicio que es acción concreta que nos compromete con las necesidades de los demás, que nos enseña a salir de nosotros mismos desde la generosidad y la gratuidad, porque creemos en el valor de todo ser humano, porque sabemos que todos somos iguales en dignidad.

Quizás a la escuela católica del presente, y particularmente a nuestra escuela católica janeriana, se le esté pidiendo ser más vital y menos estructurada, más inclusiva y menos cerrada, que abrace a todos y no sólo a los “mejores “, que se aventure al riesgo de “mezclarse “, de optar -desde lo pedagógico, desde aquello que nos es propio como escuela- por los más débiles y postergados que tenemos dentro.

Principalmente en nuestra escuela queremos promover la inclusión desde dos acciones fundamentales:

  • Los proyectos de integración educativa.
  • La incorporación del espacio curricular para el desarrollo de proyectos socio comunitarios.